

Ni locas, ni muertas, luchadoras; así fueron, así resistieron, así sobrevivieron, así siguieron, así nos enseñaron el valor de la Democracia. Pusieron el cuerpo, arriesgaron la vida, lloraron a sus desaparecidos con nombres y apellidos, vendieron hasta el alma por encontrarlos, sintieron el peso del correr del tiempo y la angustia de la flaqueza por no volver a verlos, se oscurecieron por dentro, se quebraron, se secaron, pero siguieron ardiendo, gritaron fuerte con su silencio, marcaron los sitios cubiertos de sangre con su impoluto blanco, volaron a tierras lejanas buscando ayuda de organismos internacionales, dejaron a sus hijos al cuidado de vecinas y familiares por buscar a los perdidos, se desangraron de a poco, algunas se fueron de éste mundo con la garganta irritada por tantos años de llamar a quienes amaban y el dolor profundo de no haberles visto nunca más las caras. De pesadillas y horrores se les llenaron los sueños, se les engrosó la sangre por la tristeza, las lágrimas les oscurecieron los recuerdos, y las sonrisas aprendieron a ser a pesar del dolor en que vivieron.
Ni locas, ni muertas, luchadoras; así las conocí, así las miré, así las acompañé, así tuve ganas de abrazarlas, así las admiro, las respeto, las bendigo y les agradezco por ser parte fundamental en la transformación de nuestra historia y de nuestro pasado, porque cambiaron para mí y para todes el país que habito antes de que pudiera darme cuenta de lo difícil que es vivir donde no se tiene la libertad de elegir.
Yo no nací en Democracia, me llegó después, mientras ya caminaba por el mundo; nací en la época en que los bebés eran apropiados, soy de la generación a la que nos dicen, si tienes dudas sobre tu identidad puedes hacerte los análisis y descartar que seas parte de las listas de desaparecidos, apropiados, nacidos cautivos, entregados, arrancados de los senos que eligieron bien o mal traerte al mundo.
Soy de la generación de nacidos por miles, productos de violaciones en los centros clandestinos de detención. Soy de la generación herida y a la cual le negaron por décadas la memoria del horror, a la que nos quisieron ocultar los hechos para dejarnos pasar por el mundo tibios como los que nos precedieron, sea por miedo, por ignorancia, o por elección. Soy de la generación a la que quisieron hacer creer que las dictaduras son necesarias porque son “seguras y anti-corruptas”, nos quisieron vender el circo de la guerra de Malvinas con la que desangraron al pueblo para quedarse con todo lo que dieron, mientras mandaron a morir a los nuestros sabiendo lo que estaban haciendo.
Soy de la generación que tuvo que pelear por desclasificar archivos, buscar fosas comunes, recuperar nietos y nietas, cambiar los conceptos que nos quisieron hacer creer que eran exageraciones y mejor si se quedaban en el olvido, de los que tuvimos que mantener las marchas año tras año para mantener la memoria viva, de los que tuvimos que pasar como tragos amargos las leyes de autoamnistía, la del indulto y la obediencia debida, y con sabor a poco los juicios a las juntas para luego luchar por condenas ampliadas y verdaderas, quedándonos con la frustración de los muchos que se van del mundo sin juzgar y sin condenas.
Soy de la generación a la que le cuesta evolucionar, a la que le cuestan los cambios, la que creció entre discursos cobardes, excusas y los “no te metas” arrastrados como rezos de domingo sin que mostraran una mínima señal de consciencia. Pero sí, también soy de la generación donde muches pudimos comprender en profundidad el valor impagable de la Democracia, el peso de la sangre derramada para recuperarla, y la importancia de defenderla, sostenerla, cuidarla, acompañarla, construirla y transmitirla.
Ni locas, ni muertas, luchadoras; encumbradas, imperfectas pero fieras, de dientes afilados y coraje en las venas, de corazones latiendo destruidos, pero llevándose a un pueblo dormido sobre los hombros para salvarlo. Así fueron, así caminan y así algunas levantaron vuelo y se fueron de este mundo. Así son ellas, las mujeres que alzaron la voz contra la dictadura y nos llevaron de regreso a la Democracia. Por ellas, por esas mujeres que nos sembraron de memoria, sostengamos #NUNCAMÁS terrorismo de Estado.