La reciente revelación publicada por Catamarca al Instante volvió a encender las alarmas sobre el uso discrecional de recursos públicos en el Ministerio de Educación, conducido por Nicolás Rosales Matienzo. La filtración de una boleta por 30 millones de pesos facturada por Radio Valle Viejo, emisora cuyo eslogan es “en el corazón de la gente”, reactivó las críticas sobre los negocios que el funcionario mantiene con determinados medios, y que semanas atrás ya habían sido expuestos en una editorial del programa Exceso en Política, conducido por Pablo García en Radio Streaming.

No es la primera vez que el ministro queda envuelto en polémicas. Cabe recordar que Rosales Matienzo abandonó el Ministerio de Gobierno tras la filtración de la pauta que la provincia pagaba a medios nacionales y periodistas. Su llegada a Educación no fue menos controvertida: según fuentes del sector, convirtió la cartera en un verdadero bufet de abogados, rodeado de profesionales allegados y de un círculo cerrado que poco aportó a la mejora del sistema educativo.

En su editorial, García detalló los puntos más sensibles del acuerdo entre el ministro y la emisora chacarera. Según su análisis, el problema central no fue solamente el monto, sino que Radio Valle Viejo fue la última radio en implementar su servicio de streaming y, sin embargo, la primera en recibir un beneficio millonario.

La respuesta oficial provino, en su momento, de la funcionaria del Ministerio de Educación, Débora Dumitru, quien aseguró a la producción del programa que el proyecto de difusión “iba a rotar” entre los distintos medios de streaming. Pero la reciente factura por 30 millones correspondiente al mes de octubre abre nuevos interrogantes:
¿Se aplicará el mismo criterio de contratación para todos los medios?
¿O el “corazón de la gente” tiene prioridad cuando conviene al funcionario?

El caso Rosales Matienzo se suma a una extensa lista de decisiones cuestionadas dentro del gobierno de Raúl Jalil, cuya imagen se viene erosionando por la sucesión de escándalos, la falta de resultados y la rotación permanente de funcionarios. Muchos de ellos —tras fracasar o generar conflictos en un área— terminan siendo “reubicados” como asesores VIP, cobrando sueldos millonarios sin funciones claras, y en algunos casos sin siquiera presentarse a trabajar.

Para amplios sectores de la sociedad y del ámbito político, estas prácticas ya no son simples irregularidades: son una forma de defalco institucionalizado, un vaciamiento silencioso del erario público que termina pagándose con el bolsillo de los catamarqueños.

La boleta de Radio Valle Viejo no es un caso aislado. Es el síntoma de una lógica de poder que prioriza acuerdos de conveniencia, cercanías personales y negocios disfrazados de pauta oficial, mientras los problemas reales del sistema educativo —docentes mal pagos, escuelas en mal estado, falta de planificación— siguen sin respuesta.

¿Habrá transparencia y rotación real en la distribución de fondos?
¿O el Ministerio de Educación seguirá siendo, como denuncian algunos, un refugio para contratos discrecionales y favores políticos?

Lo que sí quedó claro es que la factura de 30 millones reavivó una discusión necesaria: ¿para quién trabaja realmente este gobierno? ¿Para la gente o para un grupo de privilegiados?

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