El proceso electoral del Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (Satsaid) se vio envuelto en fuertes cuestionamientos luego de que la lista opositora La Verde denunciara un conjunto de maniobras que, según aseguran, comprometen la legitimidad de los comicios conducidos por la actual dirigencia.
Las acusaciones apuntan directamente al secretario general Daniel Sager, quien lleva más de tres décadas al frente del gremio en Catamarca, y a su adjunto. De acuerdo con las denuncias, numerosos afiliados no pudieron emitir su voto, mientras que en el padrón se habrían detectado personas fallecidas desde hace más de cinco años, situación que generó un inmediato clima de sospecha entre trabajadores del sector.
La conducción de Sager, que acumula más de 30 años ininterrumpidos al frente del Satsaid provincial, ha sido objeto de cuestionamientos internos por su prolongada permanencia y por lo que sectores opositores describen como “falta de transparencia” en la administración del gremio.
Las irregularidades reportadas en esta elección avivaron esos reclamos y reactivaron la discusión sobre la necesidad de una renovación dirigencial que garantice reglas claras y un ejercicio democrático pleno.
Según informó la lista opositora, varios trabajadores que se presentaron a sufragar se encontraron con impedimentos o con la sorpresa de no figurar en el padrón. A esto se sumó la aparición de afiliados fallecidos como supuestos habilitados para votar, lo que la oposición interpretó como un indicio de posibles maniobras fraudulentas.
Las autoridades del Satsaid no emitieron, hasta el momento, explicaciones públicas sobre estas inconsistencias.
En paralelo, un grupo de trabajadores se manifestó pacíficamente frente a la sede del sindicato para exigir transparencia y una comunicación oficial sobre las irregularidades. Sin embargo, lejos de aportar claridad, la reacción de la conducción generó mayor preocupación.
En un video que circuló entre afiliados, se observa a un dirigente gremial filmando e identificando a cada trabajador presente en la protesta, una práctica interpretada como un intento de intimidación y disciplinamiento sindical. Para muchos, la metodología remite a lógicas de persecución propias de épocas superadas y resulta incompatible con el funcionamiento democrático de una institución gremial.
Las denuncias sobre el padrón, la supuesta exclusión de afiliados habilitados y los episodios de amedrentamiento colocaron al Satsaid de Catamarca en el centro de un escándalo interno que demanda aclaraciones urgentes. La oposición reclama que se revise el proceso electoral y se garantice la plena validez de los comicios, mientras crece el malestar entre los trabajadores que sienten vulnerado su derecho a elegir libremente a sus representantes.
Por ahora, la conducción de Sager guarda silencio, en un clima donde la credibilidad institucional del sindicato parece cada vez más comprometida.










