Durante el fin de semana, la Revista Botineros encendió nuevamente el debate sobre el polémico “monopolio” de las transmisiones del fútbol catamarqueño. Con una publicación directa en sus redes sociales, el medio dejó entrever una postura crítica hacia Roberto Chacón —presidente del Círculo de Periodistas Deportivos de Catamarca y figura central del conflicto— al escribir:
“Sr. Roberto Chacón, Presidente del prestigioso Círculo de Periodistas Deportivos de Catamarca, ¿se está riendo de que no podamos transmitir o de los cientos de personas que, en esta difícil situación económica que atraviesa el país, no pueden pagar los $13.000 pesos que usted cobra para ver un partido del Federal Amateur en su plataforma?”
El mensaje, cargado de ironía y con un tono de evidente malestar, puso nuevamente sobre la mesa la cuestionada decisión de restringir las transmisiones del fútbol local a un solo medio autorizado. Una medida que muchos califican como una maniobra concentradora, que atenta contra la pluralidad informativa y, sobre todo, contra el derecho del público a acceder a los contenidos deportivos de manera libre y equitativa.
Lo más llamativo es que la publicación surge en medio del silencio oficial del propio Círculo de Periodistas Deportivos, que lejos de transparentar los criterios de autorización, eligió confrontar con frases ambiguas como el ya famoso “al que le quede el poncho, que se lo ponga”. Mientras tanto, los medios independientes y periodistas deportivos siguen sin poder transmitir los partidos, y la afición catamarqueña se ve obligada a pagar un abono elevado para seguir a sus clubes.
Botineros parece haber dicho en voz alta lo que muchos piensan: que el supuesto “negocio” de las transmisiones no solo perjudica a los medios locales, sino también al público, que se ve privado del acceso gratuito a su propio fútbol. En un contexto económico crítico, donde el entretenimiento popular debería ser un espacio de inclusión, la imposición de un sistema pago exclusivo resulta, cuanto menos, una burla a la gente.
El mensaje de la revista de basta trayectoria, refleja un síntoma de algo mayor: el hartazgo del periodismo catamarqueño ante los manejos discrecionales, el doble discurso institucional y la opacidad con la que se manejan decisiones que afectan a todo el ecosistema deportivo provincial.
El debate sigue abierto, pero cada nueva publicación —como la de Botineros— deja más en evidencia que lo que está en juego no es solo una transmisión: es la libertad de informar y de elegir qué fútbol queremos ver y cómo verlo.
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