En el día de ayer se llevó a cabo la segunda sesión del Concejo Deliberante de Valle Viejo desde que nuestro candidato a concejal por el MID presentó el proyecto de debate obligatorio para todos los candidatos departamentales.
Este jueves, al iniciar el mes de octubre y a tan solo 23 días de las elecciones, el Concejo Deliberante de Valle Viejo continúa ignorando la propuesta de abrir ante la ciudadanía un espacio donde los aspirantes a ocupar una banca desde diciembre puedan exponer sus ideas. Hasta el momento, ningún concejal se ha expresado públicamente sobre el proyecto en cuestión.
“Aparentemente, tanto oficialistas como pseudo opositores tienen miedo de debatir. Existe un silencio cómplice. ¿Será que no tienen ideas, que no han formulado proyectos, que solo quieren basarse en críticas al municipio? O, desde el otro lado, ¿que no saben cómo defender una gestión que hace agua por todos lados?”, expresó nuestro candidato e impulsor de la propuesta, Luis Romero.
El debate entre candidatos constituye una herramienta esencial para fortalecer la calidad democrática, ya que permite a la ciudadanía comparar en igualdad de condiciones las propuestas, ideas y planes de quienes aspiran a representar sus intereses en el Concejo Deliberante. A través de este mecanismo se promueve la transparencia y se genera un espacio donde el electorado puede evaluar la preparación, la claridad y la viabilidad de los proyectos de cada candidato.
Además, los debates fomentan la participación ciudadana y el interés en la política local, ya que convierten a la campaña en un ejercicio de diálogo público más allá de la propaganda individual. Al estar todos los postulantes frente a frente, se enriquece la discusión sobre los problemas y desafíos de la comunidad, ofreciendo a los vecinos información más completa para emitir un voto responsable.
Finalmente, el debate fortalece la legitimidad institucional del Concejo Deliberante, puesto que quienes resulten electos llegarán a ocupar sus bancas después de haber rendido cuentas públicamente de sus propuestas y convicciones. Así, se garantiza que el proceso electoral no sea solo una competencia de imágenes o slogans, sino un verdadero ejercicio de deliberación democrática.