EN LA VIDA COMO EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, SE ES CONSECUENTE O SE ES OBSECUENTE.

Por Nancy Acosta Noriega.

No es un fenómeno aislado, sobre lo sucedido el 4 de marzo con Télam; porque el ataque y la violencia descargada sobre los medios de comunicación, y contra los profesionales de prensa, comunicadores, periodistas, etc., son un continuo en los últimos meses por parte del gobierno nacional. Y qué paradójico suena, que justamente aquellos que se jactan de ser el cuarto poder, de tener el poder de la palabra, de la opinión, del aparato manipulador, de la información para poder marcar límites enfrentándose al poder político, no tengan el coraje de defender a los suyos en su propio terreno.

Y eso que no se trata de chiquitaje, nos estamos refiriendo a la mayor agencia estatal de noticias de América Latina, y segunda en el mundo en español. Qué extraño es pensar que la masa «periodística» de la provincia desconozca la importancia y el alcance de Télam en el mundo. ¿Cómo es posible que hoy los portales de todo el mundo publiquen la noticia sobre el avasallamiento a la libertad de prensa en Argentina y los medios de mi provincia en su mayoría ni lo mencionen? ¿Cómo es posible que desconozcan la importancia de la base primaria de la información para nuestro país y para el mundo? Porque si hay algo que no podemos adjudicarle a Télam, es intencionalidad política partidaria, y quién lo hace, como el presidente, miente.

A la luz de los acontecimientos podemos llamarnos a reflexionar sobre el ‘cuarto poder’ en nuestra provincia, donde a juzgar, salvo un par de excepciones, el resto de los medios de comunicación al día de hoy demostraron que lo importante los sobrepasa, que si no tienen el cable bajado de las líneas oficiales no redactan, no se enteran, no participan, no se comprometen, no se defienden, no defienden a los suyos; y son sumisos, son insolentes para contar anécdotas alrededor de las mesas pero con poco soporte en escena, con marcada falta de solidaridad para con sus colegas en general y de Télam en particular, con falta de capacidad operativa para defender su herramienta de trabajo que es la libertad de expresión pero por sobre todo la libertar de prensa.

Garantizar la soberanía informativa a partir de medios públicos estatales es un atributo que, por fuera del Estado, se lo hubiéramos adjudicado naturalmente a los medios de comunicación, incluso en el más tenso de los equilibrios. Porque a diferencia de Télam cuya función es la bajada del cableado crudo, la fuente genuina, el contar sin intervenir, los demás medios de comunicación atraviesan sus noticias con el sesgo propio de sus pretensiones y tendencias. Pero queda en evidencia que no, que los medios de comunicación a veces se quedan a medio camino, seden terreno, se desdibujan, y se vuelven meros replicadores de lo que les informan, los que hacen los recortes y deciden por todos…porque los del ´cuarto poder, los dueños de la palabra´ se callan y en vez de poner el pecho, dan la espalda.

Télam es más que una agencia de noticias estatal, es una entidad de vinculación mundial, tampoco se cierra por un caprichito, pero los despidos ocurren igual, y me solidarizo con las familias de comunicadores que fueron cesanteados. Y aquí es donde se marca la cancha, donde se delimita la trinchera, porque no se trataba de hacer un documental sobre Télam, se trataba de un simple acto de solidaridad y defensa, que involucra a todo el arco comunicacional.Muy por el costado, algunes que tocamos de afuera, cargando desilusiones; daremos pelea, porque es prioridad defender a Télam; que representa desde su génesis la libertad de prensa.

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